lunes, 3 de enero de 2011

La Noche Más Dura

"Compuse" La Noche Más Dura hace más de veinte años. La grabamos en la cocina de un boliche de la calle Corrientes, a las 4 de la mañana de un martes, poniendo cartones en los techos para amortiguar el eco de la batería. Nos tomó dos botellas de Criadores que quedara gauchita, y una tercera que el solo no pareciera tocado por un manco.

De alguna forma misteriosa llegó a la radio. A TODA la radio. La pasaban desde temprano y hasta que la gente se hartaba, cosa que pasaban los meses y no parecía ocurrir.

Eramos chicos, pero el éxito no nos tomó desprevenidos. Nos manejó un tipo piola, y sobre todo honesto, que nos hizo firmar los mejores contratos que podía, dentro de nuestras limitaciones. Hubiéramos podido ser grandes, si tan solo hubiéramos sido mediocres. Pero éramos malos. Muy.

Los recitales se limitaban a un largo preludio de distorsión y abucheos, hasta que los primeros acordes de La Noche Más Dura empezaban a sonar. El punteíto de la guitarra actuaba de bálsamo para los energúmenos más enceguecidos, que minutos antes pedían nuestra cabeza, y durante cinco minutos el mundo parecía girar al ritmo de mi canción. Pero cinco minutos es contar hasta trescientos, y antes de llegar a tres cincuenta, el infierno se desataba de nuevo y duraba hasta el último bis, que no tengo que decir cual era.

Pero nos divertimos, y ganamos plata. Ninguno de nosotros era talentoso, y ni siquiera podríamos decir que músico, así que el milagro fue aún mayor. Con la plata empezamos negocios y carreras que no nos hicieron ricos pero si felices. Por sobre todo, La Noche Más Dura nos hizo amigos. Hermanos.

La pregunta que me han hecho todos estos años, y aún me hacen, es en qué me inspiré para componerla. Nunca la contesté.

En nuestros cuarenta la vida parece menos generosa, pero así y todo la queremos. Y nos prueba.

Martín tiene ocho años y es hijo del bajista, si es que alguien puede ser llamado así por el solo hecho de haber conseguido un bajo prestado de un amigo, para grabar una canción en la cocina de un restaurante. Pero no es lo importante. No. Lo importante es que Martín se muere.

Necesita un transplante, y el transplante necesita plata. Mucha y de la que no tenemos. Ni vimos nunca. Yo tengo dos hijos, y Martín es como si fuera el tercero. Hay tristezas que no pueden explicarse con palabras.

Y hago algo que hice solo una vez, hace veinte o más años. Manejo hasta la Ciudad Universitaria, a orillas del Río de la Plata, en una noche con frío y lluvia. Me desnudo por completo, y camino por la costa del río hasta que dejo de hacer pie.

Y nado. Río adentro y río revuelto, nado. Como cuando tenía veinte años, y estaba asustado por la vida, por lo que venía, y por lo que tendría que enfrentar. Por las ganas que sentía y el talento que sabía no tenía. Nunca lo conté porque sin contexto las acciones estúpidas son aún más estúpidas. Y esa lo era, como lo es esta ahora.

Nado por Martín y nado por el milagro, y es un milagro que logre volver, como lo logré aquella noche. Temblando llego a mi auto, y como aquella vez, hay una hoja en el asiento del acompañante. Pero esta vez no está escrita con mi letra, y no es una canción. Solo números. Quizás un teléfono, aunque no puedo adivinar de dónde. Son muchos números.

No hablo inglés, y él solo puede decir Buenas Noches en español. Y hablamos durante horas sobre una canción que misteriosamente había aparecido en mi auto décadas atrás, y de un chico que se moría.

Lo demás es historia conocida. De cómo la banda irlandesa grabó por única vez en la historia un tema que no habían compuesto, y en español. De cómo los derechos sirvieron para salvarle la vida al hijo de un bajista que nunca supo tocar el bajo, y la yapa de como cuatro adolescentes de cuarenta y tanto tocaron con los míticos músicos en el estadio de Wembley. Y se divirtieron.

Creer o reventar. En mi caso, antes de reventar, nadar.

10 comentarios:

  1. Muy bueno, Nippur. Muy bueno. Ciertas canciones son una buena prueba de que los milagros existen. Un placer leerlo, como siempre.

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  2. "Como cuando tenía veinte años, y estaba asustado por la vida, por lo que venía, y por lo que tendría que enfrentar. Por las ganas que sentía y el talento que sabía no tenía"

    Notable...describe mi HOY.

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  3. Es muy bueno leerlo .. grande Marcos !

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  4. Accidentalmente tuve una experiencia cerca del rio de la plata, con frio, debido a la cual aun tengo secuelas, me gusta como escribís y aún mas cuando entras en temas musicales.
    "Hay tristezas que no pueden explicarse con palabras"
    No quiero ponerme personal pero la música puede servir de mucho.

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  5. joder, como me hiciste llorar &

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  6. "bálsamo para los energúmenos más enceguecidos "
    (es como cdo escribis para los que te seguimos, ese bálsamo es el q nos calma. Lo energúmenos somos nosotros! )
    Genial!!!

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  7. Muy bueno señor... la verdad me gusto mucho... Soy seguidor nuevo...

    Saludos!

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  8. No se si lloro por lo que leo o lloro porque cercana a los 40 me faltan menos de 10, mi vida se escapa y no hice nada...

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