miércoles, 11 de mayo de 2011

Furia

Es parte de la historia de "Mariana y Nicolás". Es bueno leer Querida Mariana, Querido Nicolás, La Cola y Blancanieves, para entender de qué se trata. O no, y se entiende igual.

The following takes place between 3 pm. and 3,15 pm.

Las fichas nunca caen de a una, y duelen como piedras.

El policía me hablaba de mi hermana, yo leía el diario ese inmundo, y mi mundo se rompía en más pedazos que Kriptón. Y yo sin nave.

“La Bruja”, le llamaba el policía, y yo jamás podría decirle de otra manera. La trampa, el engaño y la mala leche habían sido cuidadosamente planeados por ella, y supe que no era momento hacer estupideces apuradas. Había que pensar con cuidado los próximos pasos. Lo supe, lo entendí, y como siempre, hice todo lo contrario. Se puede luchar contra la naturaleza, pero nunca contra la propia.

Ponerle nombre y apellido a la situación, postearlo en mi blog y en la redecita nueva esa Topickr, y tuitear los links me tomó menos de dos minutos. Enviarlo por mail a mi papá, un minuto más, y al novio de la Bruja, treinta segundos. El mail a mi papá no tenía por objeto amargarlo, sino que no le diera la plata que ella le había pedido para viajar a Europa. Después de esto, no la tendría jamás.

El policía seguía mirándome mientras yo acababa de contarle al mundo (al mío), lo turra que era mi hermana.

-Mariana, tranquilizate, pensá bien qué querés hacer-me dijo el viejito con una sonrisa nerviosa.

Le estampé un beso en el cachete mientras metía el Ipod en mi bolsillo, y crucé la calle corriendo. Estaba a unas diez cuadras del trabajo de la Bruja, y podría haberlas corrido tranquilamente, pero quería volar.

El taxi se paró justo enfrente mío, y un caballero hasta me abrió la puerta. Me senté.

-¿Qué hacés, nena?

El caballero no resultó ser tal, sino un imbécil con teorías, y la que compartía en ese momento conmigo era que el primero que tocaba el taxi, se lo quedaba.

En otro momento, en otra situación, hubiera tratado de mandarlo a la mierda con delicadeza, o literalmente, de acuerdo a las circunstancias, pero ese no era otro momento. Respiré hondo, tomé control de mi misma, y con toda tranquilidad salí del taxi, le estrellé un cachetazo en la cara, y lo dejé frotándose la mejilla como si esperara que saliera un genio. Mientras el taxi ganaba la avenida lamenté no haberle dado un rodillazo en los huevos, pero todo no se puede.

Traté de llamar a Nicolás desde el auto. ¿Qué le diría? No importa. Nunca pienso qué decir, pero tenía que hablar con él. Me atendió el contestador, pero no dejé mensaje. Ya estaba llegando al colegio de la Bruja.

La Bruja era maestra de primaria. “Era”. Y mientras caminaba por los pasillos iba juntando más y más rabia. Ese colegio era de la madre de una amiga mía, y era yo quien le había conseguido el trabajo.

-Mariana, tu hermana está en la sala de profesoras-escuché que alguien decía, mientras yo seguía corriendo.

Y ahí estaba, nomás. Fumando como un sapo, y hablando de alguna hijaputez con otra conchuda (cualquiera que hablara con ella lo sería). Me miró con sorpresa, y empezaba a sonreír cuando vacié la cafetera que había agarrado de uno de los estantes. No estaba tan caliente (yo la había tomado del vidrio), pero gritaba como si le hubiera tirado lava ardiente.

La oficina de la dueña estaba al lado.

-Mariana, ¿qué está pasando acá?

Teresita, la dueña, es mi segunda madre. No puedo agregar mucho más.

-Echala. Echala, Teresita. Ya. Por favor. Me arruinó la vida.

No lo dije llorando, ni a los gritos, sino con esa calma fría que me posee entre ataque y ataque, cuando estoy en determinado tipo de situaciones. Como esa.

Teresita miró mi mano, y vi que aún sostenía la cafetera de vidrio, y que por algún milagro todavía no se la había estrellado a la Bruja en la cara.

-Mariana-me dijo Teresita como si estuviera negociando con alguien que tuviera una pistola en la mano-, dame esa cafetera. Tranquila, vos podés.

Le dí la cafetera, por supuesto, y lo lamenté al segundo.

-¿Vos estás loca, nena?-preguntaba la Bruja, que había dejado de gritar al entrar Teresita.

Todos la miramos, pero fue Teresita la que habló. Le habló.

-¿Vos, que hacés acá, todavía?

El guardia (también había venido, atraído por los gritos) se la llevó despacito del brazo, mientras empezaba a gritar otra serie de amenazas, que olvidé al segundo de haber escuchado.

Teresita me llevó del brazo a su oficina, y casi mágicamente, puso una tasa de te en mis mano.

-Esta es para tomar, ¿eh?-me dijo, mientras se reía.

Soledad, mi amiga, la hija de Teresita, también era maestra en ese colegio, y antes de que pudiera probar el té, ya me estaba abrazando.

-Contános, Mariana, contános qué pasó.

Y les conté. Todo. La humillación, el dolor, la venganza, y la humillación de nuevo.

-Pero todo puede corregirse. Solo tengo que encontrar a Nicolás. Va a entender. Yo sé que va a entender.

Y yo, que no soy sensible ni a los rayos láser, detecté la mirada.

-¿Qué pasa? Sole, decime qué carajo pasa.

Soledad miró a su Teresita, y esta asintió. Y con más pena de la que debe haber sentido Bambi cuando mataron a su mamá, me dijo las palabras, palabras tan tristes que mi bronca se convirtió en nada.

-Mariana, ¿no sabías? Nicolás se casa. Mañana.

Sigue en: Verónica

Ganador Premio Oblogo-Banco Hipotecario 2010

7 comentarios:

  1. sumale un par de travestis, algun quilombo con drogas, y esta historia pasa de tarantinesca a almodovariana

    como haces para llevar los Te sigo y esta historia a la vez, y que ninguna decaiga en su calidad?

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  2. No sé lo de la calidad, gracias por eso, pero se me hace fácil porque Te Sigo ya está terminado, y este lo voy haciendo. Igual Mariana es más corto, y está a punto de terminar. Creo. Abrazo y gracias x leer.

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  3. *Lo único que no podría resistir es que la deje plantada en el altar, porque era una conchuda*
    piensa.
    No tolero la cruel realidad que las rubias siempre ganen.
    Y que si una vez , al fin suceda, sea por na mucho mejor.
    Clʚϊɞ

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  4. Listo. Me imagino que ya escribiste la continuación, ¿no? ¡¿NO?!

    Lo que más valoro de toda esta secuencia son las decripciones de los personajes/situaciones.
    Es muy fácil pornerse en "ambiente", lo cual no siempre es fácil de lograr o plasmar en la escritura. Creo.

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  5. ¡Buenísimo!¿A qué hora se casa Nicolás hoy? Queremos el minuto a minuto de cada uno (Mariana y Nicolás)...

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  6. Las rubias siempre ganan!
    Hay un final, que mi dignidad no podría tolerar!
    No me induzca al suicidio.
    Atte
    Clʚϊɞ

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  7. Una ídola Mariana, una mina con ovarios.

    Y vos para variar, con esas ganas de dejarnos mordiéndonos los dientes esperando el final. ¿No?
    Tratá de escribirlo pronto, Marcos. No hagas que putee.

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